El ser humano, al igual que el gorila o el chimpancé, desarrolla su vivienda por dos motivos fundamentales, el descanso y la protección,

( esta ultima para defenderse de la climatología adversa, pero también de las agresiones de los otros seres vivos, en el caso del hombre ,su principal depredador es el individuo de su propia raza, ya sea para afianzar su poder o para conseguir la posición del atacado.), Esta seria la situación de la mayoría de la colectividad humana.

A partir de una primera minoría con principios de estabilidad, se introducira en la vivienda algunas mejoras tendentes a la comodidad, sobre todo en cuanto a la utilización del fuego como elemento capaz de modificar las temperaturas y cocinar los alimentos.

Una segunda minoría estable y con diferentes niveles de poder aplicarían un nuevo concepto, la comunicación, ya sea como lugar de relación o como demostración de su situación en el conjunto real o ficticio. Estos podrían ser los conceptos antropológicos básicos de la vivienda

( descanso, protección, comodidad y comunicación) referidos al individuo.

Colectivamente aplicaríamos conceptos sociológicos, a medida que evolucionan y aumentan los grupos humanos y sobre todo los  que pueden plantearse algún tipo de futuro. Su situación ya no es solamente la de la subsistencia del día a día, piensan en el mañana, para ellos y para los suyos. La vivienda también tiene que representar la seguridad del futuro.

A medida que esta minoría deja de serlo y en determinadas zonas                     ( Occidente por ejemplo) pasa a ser mayoría se introduce el concepto económico en la vivienda y pasa ha ser una forma de valor. Los gobiernos de las naciones perciben esta transformación y comienzan a utilizar la vivienda como un instrumento de poder.

Si agrupamos estos conceptos. Una vivienda representa para el usuario, un lugar de descanso, protección, comodidad, seguridad, comunicación y un valor tanto espiritual como material. Pero para la sociedad y sobre todo para los grupos de poder, es también un valor económico y político.

 

Aquí surgen las contradicciones. Cuando los intereses individuales y colectivos no son coincidentes , se originan los conflictos.

 

Por otra parte se pierden los conceptos regionales de arquitectura popular muy ligados al entorno, en pos de una arquitectura más globalizada que no particulariza  en la mayoría de los casos.

En resumen  el esquema de la vivienda como la proyectamos en la actualidad, no se produce hasta que intervienen plenamente los poderes  públicos en el proceso, prácticamente en el siglo XX.

La agrupación del conjunto de unidades, su ordenación exterior, el programa funcional interno,   ( zonificaciones, circulaciones, accesos, higiene, etc. ). En una palabra, la administración obliga a la arquitectura, como tal a intervenir, en el proyecto de la vivienda de la mayoría.

El problema surge cuando se pretende legislar el proceso, cada ley, cada norma, cada control, intenta evitar el fraude, pero a la vez, también limita las posibilidades creativas y la libertad, con lo que los resultados  son menos artísticos y mas uniformes. Desgraciadamente la mayoría de los  integrantes de la función publica, aplican criterios restrictivos y policiales, y así el futuro se ensombrece cada vez más.

Nuestra sociedad es demasiado complicada para que la Administración Publica intervenga con medidas aisladas que no ofrezcan una visión global del conjunto. Por esta razón será preciso actuar a través de las viejas técnicas de policía, fomento y servicio publico, encauzándolas a través de la planificación, en un entramado de objetivos y finalidades tan excesivamente sutil para que su propia flexibilidad no haga imposible su aplicación.

Esto y no otra cosa es lo que se pretende al planificar una determinada actividad: utilizar técnicas de intervención como factores variables, al objeto de que los resultados previstos permanezcan inalterables. De ahí que cuando en la planificación se trata de fomentar una actividad determinada ( comercio, industria, inversiones), se acuda, indistintamente, a técnicas de policía ( prohibiciones, autorizaciones,.. Etc.), de fomento ( subvenciones, directas o indirectas ) de servicio publico ( con o sin monopolio en la gestión) o de actuación por la vía del derecho privado ( empresas publicas ).

 

El proceso se hace más complejo y el arquitecto individual no puede desarrollarlo todo, existen muchos controles, y más especializaciones. El proyecto y su realización dependen de en equipo de trabajo cada vez más numeroso que debe atender todos los factores. La arquitectura como protagonista  queda desdibujada.