El Plec

La voz de Maria Callas llenaba sin oprimir, el ambiente destartalado del loft de Carlos,

Interpretaba la maravillosa escena del acto tercero de la opera Andrea Chénier. Describiendo con emoción la muerte terrible de su madre, la condesa de Coigny. Mientras ardía su casa, incendiada por la multitud, a ella solo la mantenía viva el amor que sentía por el poeta.

Fuego de muerte y de vida. Pensó Carlos, sentado en el sofá, mientras daba un sorbo al chardonnay fresco que se había servido al llegar a casa. A pesar de la potencia musical, acudían a su mente las imágenes de fuerza y sentimiento que trasmitía el abogado moribundo por la SIDA, en medio de su loft, en la película Philadelfia.

Fue hacia el otro extremo, donde tenía el espacio destinado a cocinar. Faltaba media hora para la cita con su joven amigo Isidoro, (Le había prometido explicarle la  teoría del PLEC) y no le apetecía cenar en un restaurante. Así que se dispuso a preparar la comida.

Tenía un buen jamón de Guijuelo, un par de botellas de tinto de Rioja del año 1987, esto junto con una tortilla de patata y cebolla. Todo ello acompañado de rebanadas de buen pan, untado con tomate maduro, sal y aceite de oliva.

Podría ser una cena apropiada, para la ocasión.

Mientras preparaba los ingredientes, redujo el volumen de la música y se concentró en la elaboración de la tortilla. Las patatas crujientes por fuera y suaves por dentro, las cebollas a rodajas y bien doradas, todo ello envuelto por dos huevos perfectamente batidos y con el sólido amarillo en su exterior algo tostado y el espeso fluido interior que le confería textura y sabor al paladar.

Preparo la mesa, que normalmente utilizaba para dibujar en los momentos que añoraba su profesión, inventándose utópicos proyectos, que una vez concluidos, los rompía y tiraba a la papelera. Puso el único mantel que tenía, dos sillas butaca y una lámpara de pie. Todo ello, con las bandejas de la comida, el vino, las copas y la cubertería formaban un conjunto apetecible y acogedor.

Justo a tiempo sonó el timbre del interfono.

.- Que tal Carlos?, que bien, parece que me hayas leído el pensamiento. Así podremos charlar mientras comemos. Lo prometido es deuda.

.- Me alegro Isidoro por acertar tus preferencias. Si te parece nos sentamos, a comer y comienzo con la historia del PLEC.

Unos minutos picoteando y Carlos empezó a contar.

 

.- Hace cuarenta años, cuando estudiaba arquitectura. Como mi familia era de Sant  Feliu de Guixols, un pueblo costero de la provincia de Gerona.

Yo dormía entre semana en una pensión de Barcelona y comía en restaurantes sencillos. El que más frecuentaba era uno familiar que estaba cerca de la Escuela, con el tiempo los asiduos nos sentábamos en la misma mesa y formábamos una tertulia de lo más variopinta.

Había un taxista veterano muy peculiar que se llamaba Clemente, era extremeño y muy observador, poseía la vasta cultura propia de su relación con muchas personas, siempre nos comentaba que dentro del coche la gente se sinceraba con él, posiblemente por la facilidad que suponía el anonimato, vaya que era como un confesor laico.

Nos sorprendía siempre, con sus afirmaciones acerca  de las tendencias sexuales del personal que frecuentaba el restaurante, y lo cierto es que casi nunca se equivocaba.

Nos tenía intrigados y el tema se convirtió en un juego apasionante. Estuvimos así más de un año, lo poníamos a prueba constantemente y sus fallos eran mínimos, fulano es gay, zutano es masoquista, fulanita es lesbiana…

Había algo que no nos quería explicar. Cuando jugábamos, siempre miraba con detenimiento, el culo de las personas y cuando llevaban pantalones no se equivocaba.

Finalmente una noche, tomando unas copas después de cenar, nos explicó su teoría. Era muy sencilla, una mezcla de fuerzas gravitatorias, electricidad y mucha observación.

Decía que originariamente el sexo masculino estaba cargado de electricidad negativa y el femenino de positiva, ambas en estado puro, y por este motivo se atraían.

Pero con el tiempo y la civilización esta situación se había hecho compleja, el ser humano perdía su pureza y sus propiedades se distorsionaban.

En nuestros tiempos la electricidad se había convertido en fuerzas gravitatorias de atracción. Y  en el caso masculino habían perdido prácticamente su potencial, debido a la historia machista de la sociedad.

No así en el caso del sexo femenino que conservaban sus propiedades iniciales, pero se disimulaban para que no fueran evidentes ante el sexo contrario dominador.

Nos enseñó a observar las arrugas características que se forma en el tejido que cubre las partes sexuales femeninas.

Algunos de estos pliegues son debidos a la fuerza de atracción de tipo magnético de las zonas erógenas más características y, no a la falta de planchado. Los llamamos “PLEC “para diferenciarlos,  en la trasera de los pantalones son más evidentes.

Como se trataba del sexo femenino, en el caso de los hombres definían esta tendencia.

A partir de la teoría viene la práctica que se consigue con mucha observación y acumulación de datos.

Se empieza por lo evidente, las mujeres en edad sexualmente activa, con pantalones muy ceñidos.

Después amplias el campo de experimentación y aplicas los datos anteriores y así sucesivamente hasta llegar a los varones no definidos, que son los más difíciles.

Termine mis estudios y volví a Gerona, me olvide del restaurante y de los compañeros de Barcelona.

 

Habíamos terminado la cena y estábamos sentados en el estar saboreando un whisky japonés de malta, el exótico Hibiki y fumándonos unos robustos del Hoyo de Monterrey, estábamos satisfechos. Isidoro tenía una sonrisa divertida y escéptica, dijo.

,- Como afición lúdica vale, mejor que coleccionar orinales, pero como teoría científica no se sostiene por ninguna parte.

Después del comentario Carlos acabo la historia

 

.- El año pasado, enviado por la Compañía, pase unos días en Lisboa, una noche aburrido de ver edificios vetustos, me propuse ir a la zona del Chiado, con la intención de comer pan frito con mantequilla de ajo y bacalao. Llame a un taxi

La sorpresa fue que el chofer era Clemente, nos reconocimos y fuimos a cenar juntos.

Los años no habían pasado en vano, pero la viveza de sus ojos se mantenía.

Comimos, bebimos y nos pusimos al día de nuestras vidas.

Como era de esperar, acabamos hablando del Plec.

Me dijo, esto se está acabando Carlos, la Civilización había ganado a la  Naturaleza. Que en 40 años todo había cambiado. Hombres y mujeres se parecían, y las atracciones magnéticas solo se veían en contadas excepciones, en casos muy singulares.

El PLEC era ya un fenómeno histórico. Lo digital había sustituido a lo real.

Mientras me hacia esta confesión, unas lágrimas se deslizaban por sus arrugadas mejillas.

 

Barcelona 30 de Enero de 2018

El dia de Sant Jordi

El 23 de Abril del 2014, en Barcelona, como cada año, se celebra el día de Sant Jordi, y es costumbre comprar una rosa y un libro, Alberto con Carmen paseaban por las Ramblas, disfrutando del ambiente festivo y mirando las paradas de libros, con sus novedades y sus autores que dedicaban y firmaban sus obras a los compradores que estaban dispuestos a soportar una cola, que en la mayoría de los casos era larga y lenta.

La Rambla, es un bulevar amplio y definido longitudinalmente por unos árboles esplendidos, que tamizan la luz y el sol, desde la plaza de Catalunya desciende suavemente hacia el mar, los coches y las fachadas de los edificios quedan en segundo término, tiene una proporción perfecta para el peatón. Pensaba que, ojala la Administración no lo intente mejorar a través de un concurso de ideas, que como decía Le Corbusier “si quieres conseguir una solución mediocre convoca un concurso”

Ya habíamos comprado la rosa, y antes de volver a casa, decidimos, como teníamos por costumbre, pasar por la tienda del Colegio de Arquitectos. (más…)

El hombre que cantaba en el anden

Hace años trabaje en una oficina técnica.

Ahora las llaman Ingenierías, cobran más dinero por hacer el mismo trabajo, pero en inglés.

Estaba situada en la primera planta de un edificio seudo modernista del Paseo de Gracia de Barcelona.

Por las mañanas acostumbraba a salir a tomar un café o a desayunar (nos daban 20 minutos) era una verdadera gozada, sobre todo si hacia sol.

Andar por el amplio paseo, la luz filtrándose a través de los árboles, con el ruido de los motores de los autobuses y los coches que circulaban.

Las personas que se paraban a mirar las tiendas (la mayoría turistas) con sus vestuarios variopintos, ejercían en mí un efecto tonificante que me daba vitalidad.

Al mediodía teníamos dos horas para comer, lo que me permitía ir a casa.

Cogía el metro en la estación de Paseo de Gracia de la línea 3, cada día alrededor de las dos y diez bajaba las escaleras y acedia al andén.

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La Vivienda 1 otra forma de verla

La Vivienda 1 otra forma de verla

El ser humano, al igual que el gorila o el chimpancé, desarrolla su vivienda por dos motivos fundamentales, el descanso y la protección,

( esta ultima para defenderse de la climatología adversa, pero también de las agresiones de los otros seres vivos, en el caso del hombre ,su principal depredador es el individuo de su propia raza, ya sea para afianzar su poder o para conseguir la posición del atacado.), Esta seria la situación de la mayoría de la colectividad humana.

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